paco infiltrado

viernes, 1 de julio de 2011

poema para un posible personaje de Blue Velvet.



CELOS QUE MATAN PERO NO TANTO   
Teresa Calderón
1


Ya había visto sus ojos
en los tuyos
que no me miran
que se mueren
por verla.

2
Era un desliz definitivo.
Desde el bolsillo de secretos
un nombre de mujer
tu letra
un número
la prueba final
en la estructura mítica del héroe
—consultar Villegas, Juan—
desde el bolsillo
esa mujer
ese cuerpo de tus delitos

3
Mañana marcaré ese número.
Repetiré la operación
hasta dar con esa palomita.
Pienso decirle
menos cosas de las que pienso.

Pero a ti, te lo advierto:
nos encontraremos los tres
y sean cuales fueren los resultados
te lo prometo
aquí va a haber un muerto.
Habrás un muerto en la familia,
querido mío

4
Como ves
o como no ves
estoy pendiente de ti.
Estoy el colmo de ti.

5
He aguzado el olfato
para husmearla mejor
en tus camisas
en los jardines de tu pecho.
Si captaras la sutileza de mi oído
qué magnífico espectáculo
pegado a las puertas
el ojo a las cerraduras
como el náufrago
a su tabla
y todo el océano
para él solo.

6
Todos mis sentidos alerta
pueden reconocerte
a una distancia de metros
bajo una niebla de película
en pleno centro de Santiago
a las doce del día
en medio de la gente, animal.

Todos mis sentidos alerta.
Dije todos
menos el sentido
del humor.

7
Cuídate de mí, maldito,
porque te amo.

8
Más vale que te cuides.
Tú sabes,
una caída en la ducha
esas son caídas fatales,
me entiendes.
Un remedio de más
o equivocado,
te fijas.
Un accidente casero
cualquiera tiene en la vida
arreglabas un enchufe 
Y ¡oh, sorpresa, Fiat Lux!
me comprendes,
o el cuchillo de cocina
guardado adentro de la cama
o el gas lento pero seguro,
no olvidemos.

Por eso, cuídate.
Mejor
que te encuentre confesado
oleado
sacramentado y todo
si te descubro
amadísimo héroe.

9
Te acaricio
Te araño
Con táctica felina
Porque estás mintiéndome
Porque te juro
Lo sé todo
Aunque no digas ni pío.

10
Tardaría la noche entera
enumerando
los espantos que te haría
si se confirman
mis
—según tu miserable opinión—
infundadas sospechas.
no tienes idea
la de horrores que soy capaz,
mi vida,
la infinidad de maleficios
que prepararía en la cocina
hasta dar con esa pócima
que te pusiera fuera de combate.

11
En esta guerra sangrienta
las matemáticas
están claramente de tu parte.
Yo soy una
y una no es ninguna.

Ante una ventaja así
no cabría más
que deponer esas armas
con las que no cuento
y saludarlos
con mis mejores deseos:
que sean tremendamente infelices
que se pudran.
Quiero que reciban periódicamente
a la cigüeña cargada de imbunches
que no falten el himeneo
las reinas de la muerte,
las parcas de infalibles tijeras
¡Oh Mnémesis
diosa fantástica de la venganza!








Este poema es humano, “humano demasiado humano” como femenino. Podríamos decir “femenino demasiado femenino”, casi hasta el exceso, hasta lo incómodo, entendiendo que puede llegar a ser particularmente femenino, excluyente de todo aquello que no pertenezca al “género femenino”, nombre del libro al que dicho poema pertenece. Pero no alcanza a ser excluyente, no alcanza a ser aquello que la hablante quisiera, no logra excluir “al maldito” , como en el poema no ocurre el asesinato del “amadísimo”. Entonces, antes que excluir este  se niega a sí mismo, llegando a ser, mediante esta lógica, tremendamente inclusivo. A fin de cuentas logra ser un poema universal en tanto es un poema “humano demasiado humano”.

La ya citada “humanidad” del poema fluye no tanto por la aparente racionalidad de la elucubración asesina, sino más bien en ese tránsito de la tristeza al desasosiego. El descontrol apasionado por el “amadísimo héroe” que se fuga. Este trivial argumento, digno de culebrón venezolano (no por nada los celos han motivado tragedias de connotación universal) toma otro cariz en la medida que la poeta logra dos objetivos. El primero, que de algún modo ya se puede divisar en lo hasta ahora dicho: la poeta exalta una humanidad que no se ancla en el ensalzado discurso de la racionalidad, sino más bien en la sinrazón, en la animalidad. Bien lo explica cuando escribe: “en esta guerra sangrienta / las matemáticas están claramente de tu parte” esa apasionada animalidad que devuelve toda sensibilidad a nuestros órganos de los sentidos - todo un hecho estético- , entonces escribe “he agudizado el olfato”, “si captaras la sutileza de mi oído”, sutileza que por lo demás es fundamental en el que hacer poético. Lo que estas declaraciones dejan ver es una voluntad de vivir análoga a la del naufrago aferrado a su tabla aun frente a la inmensa soledad del mar. Pero esa voluntad es bestial, animal, puesto que sólo en la agudeza de los sentidos se es el más apto para sobrevivir y en este  sentido los celos serán una expresión de dicha voluntad, pero paradojalmente es en los celos, esa emoción humana, que la poeta hace residir en nosotros “los humanos racionales” una animalidad insospechada y nos muestra esa condición “humana demasiado humana” pero que ya no reside en nuestra razón, sino en esa animalidad monstruosa que los celos saben hacer visible.

Monstruosidad que a su vez la poeta nos expone como si la composición del poema hubiese sido tomada de las viñetas de alguna historieta, comic, novela gráfica o como quieran llamarle, de este modo la poeta logra un segundo objetivo que es: alcanzar una forma de expresión, una estructura de disposiciones mas visual, muy cercano también a lo que se reconoce como trabajo de edición audiovisual, así fragmenta en once recuadros la totalidad de un personaje que se trastorna y transforma en el secreto de sus tormentos cual antihéroe en los márgenes de algún suburbio llamado traición.  

Por: Delirante

1 comentario:

  1. la actitud presente en la poeta, claramente denota la actitud femenina vista a lo largo de la historia. una entidad poderosa que balancea en sus manos el amor y el odio, capaz de engendrar y destruir "cuídate de mi maldito porque te amo", verso que se podría discutir con el de neruda en el tango del viudo "Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde
    el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras"
    las mujeres han surgido con el estigma que las hace culpables desde su cosmogonía de la suerte de los hombres, la mujer es quien tiene la palabra que el hombre no puede, no quiere, o no pretende poner en duda, como la probadita a esa Royal gala jugosa que le presentó Eva a Adán.
    espero darle más vueltas al texto de delirante

    ResponderEliminar