paco infiltrado

martes, 9 de agosto de 2011

paco infiltrado

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viernes, 1 de julio de 2011

poema para un posible personaje de Blue Velvet.



CELOS QUE MATAN PERO NO TANTO   
Teresa Calderón
1


Ya había visto sus ojos
en los tuyos
que no me miran
que se mueren
por verla.

2
Era un desliz definitivo.
Desde el bolsillo de secretos
un nombre de mujer
tu letra
un número
la prueba final
en la estructura mítica del héroe
—consultar Villegas, Juan—
desde el bolsillo
esa mujer
ese cuerpo de tus delitos

3
Mañana marcaré ese número.
Repetiré la operación
hasta dar con esa palomita.
Pienso decirle
menos cosas de las que pienso.

Pero a ti, te lo advierto:
nos encontraremos los tres
y sean cuales fueren los resultados
te lo prometo
aquí va a haber un muerto.
Habrás un muerto en la familia,
querido mío

4
Como ves
o como no ves
estoy pendiente de ti.
Estoy el colmo de ti.

5
He aguzado el olfato
para husmearla mejor
en tus camisas
en los jardines de tu pecho.
Si captaras la sutileza de mi oído
qué magnífico espectáculo
pegado a las puertas
el ojo a las cerraduras
como el náufrago
a su tabla
y todo el océano
para él solo.

6
Todos mis sentidos alerta
pueden reconocerte
a una distancia de metros
bajo una niebla de película
en pleno centro de Santiago
a las doce del día
en medio de la gente, animal.

Todos mis sentidos alerta.
Dije todos
menos el sentido
del humor.

7
Cuídate de mí, maldito,
porque te amo.

8
Más vale que te cuides.
Tú sabes,
una caída en la ducha
esas son caídas fatales,
me entiendes.
Un remedio de más
o equivocado,
te fijas.
Un accidente casero
cualquiera tiene en la vida
arreglabas un enchufe 
Y ¡oh, sorpresa, Fiat Lux!
me comprendes,
o el cuchillo de cocina
guardado adentro de la cama
o el gas lento pero seguro,
no olvidemos.

Por eso, cuídate.
Mejor
que te encuentre confesado
oleado
sacramentado y todo
si te descubro
amadísimo héroe.

9
Te acaricio
Te araño
Con táctica felina
Porque estás mintiéndome
Porque te juro
Lo sé todo
Aunque no digas ni pío.

10
Tardaría la noche entera
enumerando
los espantos que te haría
si se confirman
mis
—según tu miserable opinión—
infundadas sospechas.
no tienes idea
la de horrores que soy capaz,
mi vida,
la infinidad de maleficios
que prepararía en la cocina
hasta dar con esa pócima
que te pusiera fuera de combate.

11
En esta guerra sangrienta
las matemáticas
están claramente de tu parte.
Yo soy una
y una no es ninguna.

Ante una ventaja así
no cabría más
que deponer esas armas
con las que no cuento
y saludarlos
con mis mejores deseos:
que sean tremendamente infelices
que se pudran.
Quiero que reciban periódicamente
a la cigüeña cargada de imbunches
que no falten el himeneo
las reinas de la muerte,
las parcas de infalibles tijeras
¡Oh Mnémesis
diosa fantástica de la venganza!








Este poema es humano, “humano demasiado humano” como femenino. Podríamos decir “femenino demasiado femenino”, casi hasta el exceso, hasta lo incómodo, entendiendo que puede llegar a ser particularmente femenino, excluyente de todo aquello que no pertenezca al “género femenino”, nombre del libro al que dicho poema pertenece. Pero no alcanza a ser excluyente, no alcanza a ser aquello que la hablante quisiera, no logra excluir “al maldito” , como en el poema no ocurre el asesinato del “amadísimo”. Entonces, antes que excluir este  se niega a sí mismo, llegando a ser, mediante esta lógica, tremendamente inclusivo. A fin de cuentas logra ser un poema universal en tanto es un poema “humano demasiado humano”.

La ya citada “humanidad” del poema fluye no tanto por la aparente racionalidad de la elucubración asesina, sino más bien en ese tránsito de la tristeza al desasosiego. El descontrol apasionado por el “amadísimo héroe” que se fuga. Este trivial argumento, digno de culebrón venezolano (no por nada los celos han motivado tragedias de connotación universal) toma otro cariz en la medida que la poeta logra dos objetivos. El primero, que de algún modo ya se puede divisar en lo hasta ahora dicho: la poeta exalta una humanidad que no se ancla en el ensalzado discurso de la racionalidad, sino más bien en la sinrazón, en la animalidad. Bien lo explica cuando escribe: “en esta guerra sangrienta / las matemáticas están claramente de tu parte” esa apasionada animalidad que devuelve toda sensibilidad a nuestros órganos de los sentidos - todo un hecho estético- , entonces escribe “he agudizado el olfato”, “si captaras la sutileza de mi oído”, sutileza que por lo demás es fundamental en el que hacer poético. Lo que estas declaraciones dejan ver es una voluntad de vivir análoga a la del naufrago aferrado a su tabla aun frente a la inmensa soledad del mar. Pero esa voluntad es bestial, animal, puesto que sólo en la agudeza de los sentidos se es el más apto para sobrevivir y en este  sentido los celos serán una expresión de dicha voluntad, pero paradojalmente es en los celos, esa emoción humana, que la poeta hace residir en nosotros “los humanos racionales” una animalidad insospechada y nos muestra esa condición “humana demasiado humana” pero que ya no reside en nuestra razón, sino en esa animalidad monstruosa que los celos saben hacer visible.

Monstruosidad que a su vez la poeta nos expone como si la composición del poema hubiese sido tomada de las viñetas de alguna historieta, comic, novela gráfica o como quieran llamarle, de este modo la poeta logra un segundo objetivo que es: alcanzar una forma de expresión, una estructura de disposiciones mas visual, muy cercano también a lo que se reconoce como trabajo de edición audiovisual, así fragmenta en once recuadros la totalidad de un personaje que se trastorna y transforma en el secreto de sus tormentos cual antihéroe en los márgenes de algún suburbio llamado traición.  

Por: Delirante

lunes, 6 de junio de 2011

Extraño mundo o rumor azul de terciopelo y rosa

(en este link podrá ver la película  blue velvet)






















Rumor azul de terciopelo y rosa  

Comenzar diciendo que el presente comentario tiene su origen en un rumor parecido al crecer de los insectos bajo tierra, un rumor que oí en algún lugar sin tiempo y al que me adentré inconcientemente, como quien creyese en la historia de una oreja perdida.

El cortometraje The Pink Cigarrettes, que  no es oficial de Mr Bungle, por tanto, no es un videoclip de Mr Bungle, me remitió inevitablemente a fotogramas de la película Terciopelo Azul del monstruoso David Lynch. Evidentemente, esta conexión surge con la escena en que Frank Booth - en la película de Lynch -  personificado por el actor Dennis Hopper, colorea el contorno de su boca con un lápiz labial rojo para marcar con un par de besos y bastantes golpes, al chico Jeffrey; de este modo Frank advierte al muchacho que no se meta con su chica.

Pero el nexo es aún más profundo, porque en el paseo de escarmiento en que Frank saca a recorrer al buen Jeffrey Beaumont por ciertos suburbios del pueblo, un par de veces se oye el tema In drems de Roy Orbinson, canción que es un sutil guiño de Lynch a la enferma lógica del amor desesperado y obsesivo. de hecho, mientras Frank golpea a Jeffrey, el tema suena desbordante de ironía, tocando el sarcasmo (actitud ciertamente wasonesca) en aquella escena patética y cruel, igual que los maltratos de amor que como caricias Frank le propina a Dorothy Vallens interpretada por Isabella Rossellini.  (intrigante y misteriosa mujer que encuentra en Jeffrey un cobijo ante los abusos de su pervertido abusador, Frank.).  Es en dicha escena  donde confluye el tema musical Pink Cigarrettes, el cortometraje aquí posteado y el film de Lynch  (donde es fundamental poner oído en el tema in drems para captar mejor los gestos e imágenes que dan pie a este comentario). Ambos trabajos audiovisuales se despliegan en torno a una forma escabrosa de amar. Tanto a Frank como al protagonista del video Pink Cigarrettes, una hermosa fémina les ha pintado la cara y los tiene soñando una realidad o viviendo un sueño desmedido, tergiversando la realidad al punto que allí donde debiesen haber caricias aparece la agresión, la violencia y el mal trato generando con ello un desajuste emocional que hace colapsar los sentimientos, una bomba emotiva que se complementa perfectamente con la incoherencia argumentativa del desenlace de la película, que comienza con un chico  buscando el cuerpo de una oreja encontrada por ahí, cuerpo que aparecerá hacia el final del film de manera totalmente ilógica encubierto tras un burdo montaje escenográfico digno de cine gore, como burlándose del espectador que ha tratado de ordenar los sucesos torpemente, pensando que esta es una película más de misterio policial. De este modo, Lynch nos pone también a los espectadores algo del mal delineado lápiz labial en nuestras bocas, así como el director del cortometraje Pink Cigarrtes hace su juego de espejo, para obtener un producto final que por sobre todo es desasosiego. Es importante mencionar respecto a la película de Lynch. Que el hecho de que el desasosiego sea la sensación atmosférica en que nos introduce el director se sustenta fundamentalmente en que esta película atenta contra el equilibrio de las emociones y el buen ordenamiento de estas a la vez que rompe con el orden lógico argumentativo, arrebatándole al espectador todo sustento que no esté encarnado en la valoración formal estética del largometraje. 
 El desasosiego atmosférico al que me he referido es como aquel que nos deja un sueño que no sabemos explicar y que no tenemos claro si fue un buen sueño o una pesadilla. Mas que mal terciopelo azul es la metáfora surrealista de un amor soñado que no sabemos si nos pertenece de verdad, pero que contiene todas esas represiones que generan las frustraciones del amor así como las frustraciones del amor generan ciertas represiones. No es acaso a esas frustraciones del amor a lo que Lynch le hace un gesto con esa interrumpida relación madre e hijo que mantiene siempre muy tensa a Dorothy. Toda esta cuestión desata una incertidumbre angustiante que borronea los lindes de la realidad oscureciéndolo todo, confundiéndolo todo de manera que distinguir entre realidad y fantasía se hace imposible entonces aquello que comienza
como un rumor hace presa de nosotros con los monstruos de la demencia.
Ahora bien, en un ademan de ironía una vez más el buen David se ríe de nosotros y del amor en varios de sus formatos. Cuando plantea esa posibilidad real de que los sueños se cumplan y el bien amar triunfe por sobre el mal. que se replete el mundo de petirrojos refiere a que se cumpla nuestro sueño de terciopelo azul o el sueño de ser siempre el cigarrillo marcado de rosado por los labios de la amada en fuga. Es decir Frank no tiene la certeza de poseer plenamente a Dorothy - el cielo hecho mujer en esa bata de terciopelo azul -  de allí que decida arrancar un trozo de dicha bata como única prueba empírica que lo retenía en el mundo real, así como la oreja era la prueba “empírica” de un supuesto y presagiado crimen, una prueba de la realidad de los hechos del mundo, que en su generalidad son desconocidos, de modo que tanto el trozo de bata que portaba Frank, como la oreja encontrada por Jeffrey, los petirrojos de Sandy (muchacha de la cual Jeffrey se enamora a lo largo del film) o los cigarrillos marcados con labial del cortometraje basado en  Pink Cigarrettes, son metáforas de aquella irracionalidad humana, hermosa como terrible a la vez, que hace de un fragmento de la realidad la totalidad de su mundo y la excusa para seguir habitando esta nebulosa de incertidumbre y confusión: es de algún modo la esperanza, también cierta necesidad de conciencia, pero entendida como lo plantea Freud La mente consciente es como la punta de un iceberg flotando en un mar de irracionalidad, caldo de cultivo de nuestros trastornos mentales y nutriente de nuestras más gozosas pulsiones.

martes, 24 de mayo de 2011

McCartney ha muerto

McCartney ha muerto

En este primer comentario me referiré a la “rockera” visita de Paul McCartney a Chile, pero no hablaré del concierto, porque cierto chispazo de lucidez, evito mi presencia en tan magno evento. De ese chispazo y las reflexiones encendidas por el mismo es que deseo escribir.

Desde un tiempo a esta parte se hace habitual en chile dividir y categorizar mediante tarifas diferenciadas los lugares y beneficios ofrecidos a la hora de ir a presenciar un espectáculo, la estrategia no es tan nueva, la cuestión de distribuir los espacios y los beneficios en cualquier espectáculo es algo que se da con cualquier rito o evento social desde tiempos muy distintos al nuestro. Pero lo ocurrido con el concierto de McCartney es la más vulgar expresión de ambición y una burla para el país. Y es que deja en evidencia la grotesca desigualdad socioeconómica en que vivimos y a la cual al parecer estamos tan acostumbrados que la celebramos con una fiesta como la que sólo el viejo y querido Paul pudo entregar. Hasta aquí ya he dicho lo más “rockero” del concierto, mostrar lo grotesco de nuestra sociedad.
Dicha estrategia de producción de eventos no sólo alimenta la ambición y la avaricia, también bosqueja formas de construir una sociedad, la pone a prueba y demuestra lo que ella es, de allí que el detalle no sea menor. Por otro lado aniquila todo el poder, en este caso, del Rock como una de tantas estéticas y formas de cuestionamiento a un sistema que no se si es bueno o malo, pero que sí debe ser sometido a profundos cuestionamientos. Que esto ocurra es en parte consecuencia de estas formas de producción de eventos, que sí tienen la categoría de producto artístico. En este punto podríamos complejizar más el asunto, puesto que entramos de lleno a la cuestión que Benjamin trata en su texto “la obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica” donde a muy groso modo plantea cómo las formas de producción y reproducción de la obra de arte (que es la cuestión que esta en juego cuando nos referimos a un concierto) afectan a la obra misma y a la forma en que esta es percibida por los espectadores y el alcance político y social que esto tiene.
Claramente hoy, las formas de producción y reproducción han modificado la escena musical en general y el rock en particular, sin duda el McCartney fundacional, entre muchos otros, de ese rock honesto y salvaje ya no existe, pero aún se lo respeta por su legado, por lo que fue, pero todo eso que se venera de Paul, no apareció jamás en el escenario del miércoles 11 de mayo en Santiago de Chile, no porque él no quisiese entregarlo, sino porque los mismos asistentes al concierto fueron a celebrar aquello que ellos mismos estaban sepultando. En el mismo sentido, el cuestionado formato de conciertos que hoy se oferta en chile, cae de perillas a nuestra sociedad experta en destruir a sus ídolos.

El último concierto de McCartney en Chile no fue más que una imagen de McCartney algo así como una fotografía, quizá una hermosa fotografía, pero una postal turística mas, cuestión muy cercana al esnobismo y por otra parte rememoranza de un tiempo perdido por el que lloramos, sin hacer nada por recuperarlo. Así nos venden una forma de vida, nos venden el patético espectáculo de una estrella muerta, que ya no existe y de la cual sólo queda aún su luz viajando en el cosmos, porque su música es así como la luz en el cosmos, en el infinito, no tiene espacio ni lugar.
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